Hoy, 25 de octubre, se celebra en Australia el día Internacional del Maestro. Las clases se desarrollan con normalidad en todos los colegios de Sydney, excepto en dos que aún sufren las consecuencias de la evacuación por los incendios de esta semana. Tuvimos la gran oportunidad de acompañar al Sr. Whitby a las Blue Mountains, zona donde se encuentran los colegios St. Thomas (de ED. Primaria; 550 alumnos y 35 profesores) y el Colegio St. Columba (de ED. secundaria; de 1100 alumnos y casi 100 profesores), ambos afectados por el fuego. El Presidente de las Escuelas Católicas de Sydney quiso felicitar y agradecer la inmensa labor que el claustro de profesores desempeñó los días pasados ante la amenaza de los incendios en los alrededores de ambos colegios. Aprovechando que era el día del maestro, les llevó muffins y frutas como signo de celebración.
Cuando llegamos al colegio St. Thomas, nos presentaron al director, Sergio Rosato, quién se hizo responsable de poner a salvo sus 550 alumnos cuando el fuego les asaltó. Supo mantener la calma y tomar las decisiones adecuadas en la difícil situación. Hoy nos explicaba que él había perdido su casa durante la evacuación pero que daba gracias a Dios porque su familia estaba ilesa y había podido salvar a sus alumnos. Después de hacer una oración de acción de gracias, dio comienzo la fiesta: té y café para todos, y las frutas y muffins que el Sr. Whitby había llevado.
Seguidamente, nos acercamos al colegio St Columba, donde el director, Phillip Stewart, también asumió la responsabilidad de evacuar por entre el fuego a sus alumnos ayudado por sus profesores. Después de unas palabras de agradecimiento y apoyo expresadas por el Presidente y el anuncio de que el próximo lunes el Sr. Obispo Anthony visitaría las instalaciones y personal para sopesar los posibles daños materiales, nos dispusimos a conocer el inmenso edificio que en otro tiempo había albergado el seminario diocesano de Sydney. Clases abiertas, con varios "teaching points" (lugares desde donde el profesor puede coordinar la clase) y material nuevo para que los alumnos también compartan su aprendizaje con otros alumnos. Clases inacabadas que vieron muy cerca quemarse con el fuego que azotó la zona durante una semana.
Al salir de la zona, recorrimos el lugar, siniestramente negro ahora, pero que se reconocía un bosque verde y frondoso en otro momento.
Agradecemos de nuevo la oportunidad que el Sr. Whitby nos ha ofrecido para conocer de cerca la realidad de los colegios católicos de Sydney y, en este caso, la situación emocionante de personas que han tenido que poner a salvo a sus propios alumnos.
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